Ingresamos con Maite a la casa por el “comedor”, la primera y más amplia de todas las habitaciones recicladas. Nos recibe un amplio mueble-biblioteca con muchos estantes con libros y juguetes. Hay varios juguetes de madera articulados con que se puede jugar, a mi nieta le llamó la atención un tiburón que persigue a un caracol.

En uno de los estantes hay un guiño a Lewis Carroll, del que María Elena siempre ha dicho que se siente su “nieta”. Es Humpty Dumpty, un personaje emblemático de las rimas inglesas, que es un huevo vestido de caballero del que se cuenta que hacía equilibrio en una pared y se cayó… Y ni todos los soldados del Rey lo pudieron pegar nuevamente. Es un personaje disparatado que hace reír a los niños hasta hoy y al que Carroll ubica como protagonista de un capítulo de “Alicia a través del espejo”. Allí, el hombre-huevo conversa con Alicia y le dice, entre otras cosas, que es “el amo de todas las palabras”, ya que ellas significan lo que él quiere. Es un texto de gran modernidad, que critica el sentido común sobre el que está armada la comunicación, que funciona inversamente en el mundo del espejo. Es un hallazgo colocar al huevito sabio entre los juguetes, como también los personajes que salen entre los libros.

En la sala hay un teléfono antiguo que Maite desconocía y cuando le expliqué cómo funcionaba, levanta el auricular y ¡oh maravilla! escucha la voz de María Elena contando su infancia. Nos enteramos de algo que también está en “El cuento de la autora”, del libro Chaucha y Palito. “Cuando tenía cuatro años, una señora vecina empezó a enseñarme a leer y escribir. A los cinco ya sabía y entonces decidí dejar el vicio del chupete”.
También nos cuenta que su papá la inició en “el placer de la buena lectura: Dickens, Perrault, Julio Verne, Lewis Carroll. Y a jugar a las rimas y a las adivinanzas en inglés y en español, como si las palabras fueran otros tantos juguetes”.
Y ella de grande, sabemos porque lo confesó, se abocó a una “traducción espiritual” de las rimas para los chicos argentinos. Para que las infancias aprendieran a jugar con las palabras.



A mi nieta le copó jugar a las adivinanzas sobre la obra de MEW, que está en una pantalla interactiva, donde nos enteramos de que su canción del jacarandá se inspiró en el árbol ¡¡¡¡que aún está en pie, en el patio de su casa!!!! Pero eso lo contaremos más adelante…
Hay pared entera cubierta por una galería de retratos familiares, como en todo museo que se precie, sólo que, en el caso de MEW son caricaturas coloridas y alegres, bien alejadas de la solemnidad.





Hay abejitas que están en las paredes y que nos indican la dirección de la visita y también cuadros con los famosos Limericks, versos que también tradujo del inglés, del que era maestro el victoriano Edward Lear.



Cerramos con este:
Si en el mar causa pésima impresión
encontrarse de pronto un tiburón,
muchísimo más feo
es verlo de paseo
un día, por la plaza de Morón.
MEW
Continuaremos…
Buenísimo Alícia. Un material para guardar. Te agradezco y felicito!!! Un abrazo cariñoso para tu nieta que seguro no olvidará nunca esta aventura. Un abrazo
Gracias Helen por tu lectura. Otro abrazo
Muy hermosa y original manera de presentar la casa de M. E. W. GRCS ALICIA POR ACERCARNOS ESTE MATERIAL!! FELICITACIONES
Gracias por tus palabras, Graciela!