FELIZ CUMPLEAÑOS MARÍA ELENA

1° de febrero de 2023

Porque me duele si me quedo

Pero me muero si me voy…

El 10 de enero de 2023 se cumplieron doce años de la desaparición física en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires de María Elena Walsh. Había nacido en Ramos Mejía el 1º de febrero de 1930.

Su papá, Enrique, era inglés y había enviudado con cuatro hijos varones; se casó con Lucía Monsalvo con quien tuvo a Susana y a María Elena. Él cantaba, tocaba el piano, el violonchelo y el mandolín.

María Elena tuvo una infancia feliz, trepada a los árboles; aprendió a leer jugando a los cinco años en casa de su vecina, a la que llamaban “la nona”. El papá les cantaba rimas y adivinanzas en inglés y español, y les inculcó el amor por la lectura: Charles Dickens, Julio Verne, Perrault, Lewis Carroll, entre otros.

Siempre fue una gran lectora;  también gozaba imitando a los cantantes y zapateadores del cine americano. En su vida realizó muchas actividades, todas relacionadas con el arte: poeta, traductora, guionista, compositora, cantante y actriz.

Se recibió en la Escuela Nacional de Bellas Artes, pero desde joven se sintió atraída por las “cárceles del verso”.  En 1947 aparece su primer libro de poesía, Otoño imperdonable, que fue distinguido con el Segundo Premio Municipal. Ese mismo año falleció su papá.

Se vinculó gracias al ambiente literario con los poetas más célebres de ese momento. María Granata, María Alicia Domínguez, Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, Silvina y Victoria Ocampo, Horacio Armani y Javier Fernández, formaron parte de ese círculo. 

Walsh fue la primera en tomar la literatura para niños, el teleteatro, la película apta para todo público y la canción popular, que en los ’60 fueron considerados subgéneros de consumo masivo, para convertirlos en un espacio para la reflexión que provocan el humor y la trasgresión del orden existente, difundiendo poesía en un registro coloquial. Esto le valió el desprecio de muchos poetas, que no vieron lo revolucionario de su postura.

Emplea los modernos medios de comunicación durante esa década y la siguiente, para difundir sus creaciones; es pionera en grabar sus poemas musicalizados por ella y narra sus cuentos en discos de vinilo.

En la década en que Walsh publica su obra para niños, en el país imperaban la represión política y social y perduraban la censura y la autocensura. No se percibió en el momento la revolución copernicana que implicaban sus textos.

El absurdo, el disparate y el sinsentido no son una mera pátina formal ni un juego carente de sustancia, implicaron un distanciamiento de las reglas del mundo “real” donde impera la lógica, la misma que da origen a las jerarquías, la burocracia, al consumismo y a la guerra. Invitan al lector a construir otros mundos posibles a partir de la polisemia del lenguaje, para descubrir, fuera del armado de la lógica, que todo se puede procesar de diferentes modos.

Su vida fue un testimonio de esa actitud libertaria.


(…)

Pero digo: -No importa que estén rotas

que se hayan muerto todas estas flores.

Ya volverá la música a sus notas

ya Dios inventará cosas mejores.

Porque veo que el cielo no termina,

y que no muere toda voz que canta,

que la alborada pisa la colina, 

y en azufre y ceniza se levanta.

Alzo mi fortaleza de suspiro

y mi sangre arrancada de una hoguera,

para que sea cierto lo que miro,

y que no sea lo que Dios no quiera. (…)

Otoño imperdonable, 1947

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