Los cuentos de los Hermanos Grimm

Los Hermanos Grimm fundan los estudios sobre los cuentos folklóricos. Eran teóricos de la literatura, filólogos, e intérpretes de los escritos que recopilaron y de los textos orales recibidos. Fieles representantes del romanticismo alemán, se proponen expresar a través de su escritura la palabra del pueblo.

Los cuentos pertenecen al patrimonio universal inmaterial de la humanidad, así lo atestigua la conservación de los manuscritos de los cuentos recopilados por los Grimm, conservados en el museo de Kassel. Estos fueron inscriptos en la Memoria del Mundo, Patrimonio cultural de la UNESCO, en 2005: “por ser la primera recopilación sistemática y científica de la tradición de leyendas europeas y orientales”.

Érase una vez…

La fórmula que inaugura los cuentos maravillosos populares, creada por Wilhelm Grimm, nos remite a una tradición literaria oral con un narrador en presencia de su auditorio.  Cuando los relatos orales pasan a su versión escrita, la voz del narrador busca la traducción escrita de los recursos orales a través de mayúsculas, cursivas, signos exclamativos o interrogativos.

Este trabajo de refinamiento de las fuentes orales fue un trabajo estilístico que sin traicionar la estructura de las narraciones populares fue encarado por Wilhelm Grimm, a lo largo de las sucesivas ediciones.

Estos cuentos no estaban pensados para los niños sino para los adultos, en su mayoría analfabetos, que se reunían a escucharlos alrededor del fuego, una vez finalizadas las tareas diarias.

El círculo donde se cuentan los cuentos representa la igualdad, porque los cuentos son posibles donde no hay jerarquías.

El cuento popular testimonia el triunfo de los débiles sobre los poderosos. Sus motivos se hallan en diferentes partes del mundo, ya que la capacidad de fabular y el humor nos diferencian de los otros seres vivos. En estos cuentos siempre aparecen los pares: el bueno y el malo, el rico y el pobre, el viejo y el joven, el débil y el poderoso.

Qué son los cuentos

Los cuentos son la descripción simbólica de un camino de iniciación y formación y modelizan los ritos de pasaje de la niñez a la pubertad.

El cuento es un relato de ficción breve muy antiguo. Los cuentos fueron narrados desde épocas remotas por adultos para entretenimiento y edificación de jóvenes y viejos; hablan del destino humano, de las pruebas y tribulaciones que había que afrontar, de los miedos y deseos. Precisamente porque la gente no puede prescindir de la esperanza es porque los cuentos son tan viejos como el mundo. A través del tiempo, el hecho de contar y escuchar cuentos ha producido placer a lo largo de la evolución del género humano, desde sus más oscuros orígenes hasta hoy, en que siguen ejerciendo un influjo apaciguador y estimulante en la infancia.

Siempre triunfan los buenos: los que se esfuerzan obtienen una ayuda mágica y logran ser poderosos y felices. El niño, o la niña, identificados con el héroe, el bueno, el paciente, el valiente, el triunfador, proyectan estos triunfos a su experiencia y consiguen la motivación necesaria para luchar en su vida contra sus propios miedos. Para conseguir este resultado benéfico, el cuento debe tener un final feliz.  

Los cuentos de hadas estimulan y enriquecen la imaginación del niño, quien a través de ella puede actuar sobre la realidad para proyectar sus miedos y deseos, consiguiendo de esta manera un espacio donde encontrar herramientas de acción y recuperar el equilibrio. Contrariamente a lo que sucede en muchos relatos infantiles contemporáneos, en los cuentos de hadas el mal está presente, igual que la bondad. Esta dualidad plantea un problema moral y exige una dura batalla para resolverlo.

Bruno Bettelheim

En los cuentos de hadas el malo pierde siempre y el héroe es mucho más atractivo para el niño, que se identifica con él. Los personajes de los cuentos no son ambivalentes y así el triunfo del bien estimula la confianza interna de poder resolver los conflictos en el mundo exterior.

La lectura de los cuentos clásicos satisface distintos intereses en diferentes etapas de la vida de los niños y les ayuda a canalizar sus angustias.  Es tarea del adulto mediador conocer este tesoro de la tradición oral en sus distintas versiones, para elegir con cuidado la historia adecuada para leer o narrar a cada niño/niña o grupo de niños/niñas para que acompañe su estadio evolutivo y le aporte su significado profundo, ayudándolo a encontrar su lugar en el mundo.

La clasificación de este tipo de cuentos como literatura infantil es una apreciación bastante moderna, ya que no fue sino a partir del siglo XIX, y especialmente con el impulso que generó la nueva industria de libros para niños en Inglaterra, que este género pudo llegar oficialmente a las manos de los lectores más pequeños, eso sí, no sin antes sufrir la censura de los editores ingleses, que fieles a la moral victoriana de la época, despojaron a los cuentos de elementos de sexualidad y complejidad moral y domesticaron la imagen de la mujer. 

No es solo literatura

Si hablamos del rol de la mujer, Simone de Beauvoir, en su ensayo El segundo sexo, de 1948, la obra más importante del feminismo del siglo XX, advierte: “La mujer es la Bella Durmiente, Cenicienta, Blancanieves, la que recibe y se somete.  En las canciones y en las historias, el muchacho se describe partiendo a la aventura en busca de una mujer; él mata a los dragones y gigantes; ella está encerrada en una torre, en un palacio, un jardín, una cueva; ella está encadenada a una roca, es una cautiva, duerme profundamente: ella espera.” 

En el siglo XX, los estudios Walt Disney redescubrieron los cuentos populares al realizar sus películas de dibujos animados, convirtiendo a las antiguas heroínas en sumisas doncellas en apuro. Las versiones edulcoradas de Disney transformaron los cuentos que actualmente son parte del imaginario cultural literario y popular de las niñas y niños.

Un argumento valiosísimo para traer de vuelta los cuentos de hadas al aula o al taller, es el potencial terapéutico de esta literatura. Estos relatos poseen una fuerte carga a nivel simbólico, lo que puede favorecer los procesos de construcción psicológica de los sujetos. 

Como verdaderos clásicos, los cuentos de hadas admiten muchas lecturas, se van modificando a través de la óptica de los distintos autores que los interpretan, de los contextos de época que han atravesado y de las necesidades del público receptor. 

Los cuentos maravillosos

El cuento maravilloso indoeuropeo surge en el bajo Neolítico, al transformarse las sociedades de cazadores-recolectores en sociedades agrarias, nucleadas en torno a los nuevos valores de la propiedad privada, la herencia y la familia exógama.

Los cuentos maravillosos son aquellos en los que, frente a los problemas que se le plantean al héroe, aparece un objeto o auxiliar mágico que le ayuda a superar las pruebas. En esos cuentos se suspenden las condiciones del mundo real, no se los localiza en ninguna geografía conocida, ni en ningún momento histórico.

La mayoría de los cuentos que recopilaron los Hermanos Grimm tienen como personajes a brujas, enanos, animales parlantes, árboles sabios, que ayudan al protagonista a cumplir su misión. Hay gigantes que en general son grandes pero tontos.

Ubico a los cuentos de hadas dentro de los cuentos maravillosos porque tienen una estructura similar, pero incorporan a las hadas en un papel predominante. El cuento de hadas tiene profundas raíces en la tradición oral que tomó su forma en la era cristiana mediante la repetida trasmisión de relatos que fueron escritos y luego vueltos a contar oralmente y que se influyeron mutuamente.

2 comentarios en «Los cuentos de los Hermanos Grimm»

  1. Como nos tiene acostumbrados este blog es un oasis de maravilloso análisis y estudio de la LIJ. Felicitaciones por darnos de beber está exquisita bebida de literatura. Gracias

    Responder

Deja un comentario